Ariadna Rodríguez
A pesar de los prejuicios y el miedo que tenía, Flores en el desierto fue lo que encontré el día que me tocó trabajar en el lugar más peligroso de México: Ciudad Juárez.
En el segundo semestre del 2012, en medio de los vestigios de la guerra contra el Narco, y de un ambiente de relativa calma después de las cruentas disputas por el territorio de la delincuencia organizada y las incursiones del ejercito, tendemos a olvidar que la vida cotidiana de las personas normales que habitan este lugar seguía su curso. Por cuestiones de trabajo, tuve la fortuna de entrar a sus casas y conocerlos lo más a fondo que me lo permitieron. Pude reconocer a través de mi cámara, sus emociones, anécdotas, almuerzos, diversiones y paseos; situaciones que me mostraron vivamente que a pesar de la incertidumbre económica, los conflictos maritales, la llegada de la madurez y la muerte de una hija, existe vida y ganas de vivirla. Con esto no quiero decir que no hubiera también tristeza, amargura, dolor, desazón, deseos de olvidar, aburrimiento, pero al final, me demostraron lo poderosa que puede ser la esperanza en el futuro. Esto, para algunos, podrá sonar muy romántico u optimista; no niego que hay momentos en los que pienso que mi visión, pudo haber sido afectada por la duda de la existencia del mañana, que nos transmitía el lugar a pesar de que oficialmente ya se había disipado el huracán de violencia que los había azotado sin piedad hacía muy poco tiempo. Quizá era este temor lo que nos hacía ser más solidarios, forjar un pacto, aferrarnos al aquí y ahora y disfrutarlo, pues ni ellos ni yo nos podíamos ir. Pero a seis años de haber vivido esta experiencia, mi motivación para compartir estas fotos, ha sido esta lección de amor, que estas dos familias me dieron en este contexto que de sobra conocemos terrible por la prensa. La sencilla belleza de su cotidianidad, y su paciencia y cariño a mis torpes intentos de conocerlos por encargo y con “metodología científica”, terminaron por sacudir mi corazón de tal forma que finalmente me llevaron a renovar por completo mis ideas y mi vida.